Pensamiento Complejo
El pensamiento acerca de la complejidad, nos incita a ver "lo complejo" donde pareciera estar ausente, por ejemplo en actos mismos de la vida cotidiana. El desafío de la complejidad consiste precisamente, como se menciona en la lectura, en el reconocimiento de las tramas o redes de relaciones, y la imposibilidad humana de agotarlas en el conocimiento, las clasificaciones de lo complejo, y los intentos de “medir” o cuantificar la complejidad.
Por otro lado, el paradigma de la simplicidad nos ayuda a comprender el problema de la complejidad, ya que éste, pone orden en el universo y persigue al desorden. El principio de la simplicidad posee dos acciones: separa lo que está ligado (disyunción) o bien unifica lo que es diverso (reducción).
De esta manera, la relación orden/desorden/organización que propone el paradigma de la complejidad; surge cuando se constata empíricamente que fenómenos desordenados son necesarios en ciertas condiciones y casos, para la producción de fenómenos organizados, los cuales contribuyen al incremento del orden, tal como lo propone el ejemplo de la creación del universo.
Y es así, como se menciona en la lectura "el paradigma de la complejidad" que éste provendrá del conjunto de nuevos conceptos, de nuevas visiones, de nuevos descubrimientos y reflexiones que van a conectarse y reunirse. Donde si el pensamiento simplificante se funda sobre la dominación de dos tipos de operaciones lógicas (disyunción y reducción) ambas brutalizantes y mutilantes, los principios del pensamiento complejo, serán necesariamente los principios de distinción, conjunción e implicación. Sin embargo, el principio de la complejidad es también una tarea cultural, histórica, profunda y múltiple.
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