Sociología Reflexiva
Una
sociología reflexiva se ocupa primero y ante todo de lo que
los sociólogos quieren hacer en el mundo y de lo que en realidad hacen. Su
objetivo es transformar al sociólogo, penetrar profundamente en su vida y su labor
diaria, enriquecerlo con nuevas sensibilidades y elevar su conciencia.
En la medida que logre esto, esta sociología es y tendría
que ser radical: porque advertiría que no es posible avanzar el conocimiento
del mundo si el sociólogo no se conoce a sí mismo, procura no solo conocer el
mundo ajeno, sino transformarlo; y no solo el mundo ajeno sino el interno del sociólogo.
La elaboración de una sociología reflexiva exige a los sociólogos
que dejen de actuar como si pensaran en términos de sujetos y objetos; es una sociología
moral la cual es impulsada y sus
objetivos contienen y promueven ciertos valores.
El objetivo del sociólogo reflexivo no es eliminar su
influencia sobre otros, sino conocerla, lo cual exige que adquiera conciencia
de sí mismo como conocedor y como agente de cambio; no se puede conocer a otros
sin conocerse a sí mismo.
La sociología reflexiva se basa en advertir una paradoja
fundamental: la de que aquellos que suministran los mayores recursos para el
desarrollo institucional de la sociología son precisamente quienes más deforman
su búsqueda de conocimiento.
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