Las perspectivas de análisis interseccionales tuvieron origen en la articulación de la producción teórica feminista con las demandas y contribuciones de activistas negras, lesbianas y de “tercer mundo”. En los últimos 30 años, esa producción teórica se ha desarrollado y vuelto hacia la reflexión crítica y hacia la intervención política.
La interseccionalidad es una herramienta
analítica para estudiar, entender y
responder a las maneras en que el género
se cruza con otras identidades y cómo estos
cruces contribuyen a experiencias únicas
de opresión y privilegio. Se trata, por tanto,
de una metodología indispensable para el
trabajo en los campos del desarrollo y los
derechos humanos. Otorga una aproximación situada a la dominación.
El
análisis interseccional tiene como objetivo revelar las
variadas identidades, exponer los diferentes tipos de
discriminación y desventaja que se dan como consecuencia
de la combinación de identidades. Busca abordar las formas
en las que el racismo, el patriarcado, la opresión de clase y
otros sistemas de discriminación crean desigualdades que
estructuran las posiciones relativas de las mujeres. Establece una genealogía de los diversos enfoques.
En su abordaje no busca una opresión a la masculinidad, sino que a la raza y a la clase; busca combatir la forma racionalizada de la domesticidad, una apertura a las diferencias para generar una perspectiva más integradora de la realidad. De esta manera, nos permite leer a las personas en sus múltiples dimensiones a través de las opresiones diversas de poder.
Interseccionalidad: una herramienta para la justicia de género y la justicia económica
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